viernes, 5 de junio de 2015



PALESTINA, SABINA Y ECUADOR: Con la frente marchita, en defensa de las pequeñas serpientes

     1.
   Aplaudidas a rabiar, de pie, en 1982, en la Knesset (el Congreso israelí), las siguientes palabras salidas de los labios de Menahen Begin, primer Ministro israelí, reflejan el real pensamiento sionista: “Los palestinos son bestias que caminan sobre dos patas”. Textual hasta la médula, esta frase sintetiza el mirar y el sentir del sionismo sobre todo un pueblo. Las bestias son salvajes, están sedientas de sangre judía y no tienen historia como para mínimamente conmoverse con, por ejemplo (porque ejemplos abundan y son demasiados), el genocidio despiadado de julio – agosto del 2014 de Israel sobre la población de Gaza, o el anterior de diciembre 2008 - enero 2009, y así…

2. 
Desde 1948, Palestina vive la agresión, colonización, limpieza étnica y violación de todos sus derechos por parte de Israel. Cabe recordar que el Estado israelita es el país que jamás ha cumplido las resoluciones y recomendaciones de las Naciones Unidas (más de seiscientas) ni las sentencias de tribunales internacionales. Acaso ello le envalentone para que sea, también, el único país que no haya entregado su mapa de fronteras definitivas a ese organismo, porque la política israelí es no tener fronteras con Palestina, sino líneas móviles de alto al fuego.

  3. 
     Gaza es la cárcel a cielo abierto más grande del mundo: una valla interminable de acero, cemento, alambre, electricidad, rodea la franja de norte a sur. Nada entra ni sale de Gaza si no es con el permiso y la vigilancia del ejército israelí. Desde esa valla hacia adentro del territorio palestino, hay una zona paralela prohibida (no-go zone) a todo su largo de entre mil y 1.500 metros de ancho, supervigilada por militares israelíes. Cinco accesos permiten el ingreso de alimentos: cuatro cerrados desde 2008 y, uno, esporádicamente abierto para el ingreso de los poquísimos camiones permitidos con alimentos de la ayuda internacional. Por cierto, por el mar, a lo largo de cuarenta kilómetros costeros, la marina (buques y submarinos) controlan que los pescadores gazatíes no sobrepasen las tres millas para sus faenas. Tres millas permitidas de su propio mar territorial… Al sur, la primavera árabe egipcia permitió abrir un paso, el sexto, que, en complicidad con Israel, estuvo igualmente cerrado en la época Mubarak y que se ha vuelto a cerrar con el nuevo régimen militar.
    
     4.
     Hacia esa cárcel, la región más densamente poblada del mundo (¡!), de manera sistemática y certera, durante 50 días de julio y agosto de 2014, las fuerzas armadas israelitas dispararon sus misiles de última tecnología. A la brutalidad guerrerista se sumaron los bombardeos desde sus barcos de guerra. El ejército tecnológicamente más poderoso de medio oriente sistemáticamente lanzó, sobre la Franja, sus fuerzas de satélites, aviones, submarinos, barcos, tanques, retroexcavadoras, carros de guerra, misiles y rifles sobre una milicia –que no ejército, falacia mediática- con rifles, pocos misiles, sin carros de guerra, ni retroexcavadoras y tanques, sin barcos ni submarinos, sin aviones ni satélites… Palestina (Cisjordania y Gaza) no tiene ejército: los Acuerdos de Oslo (que Palestina sí los ha cumplido) lo prohíben. Sin embargo, parte de la campaña mediática internacional –bloqueo y genocidios de por medio- consiste en vender la idea del enfrentamiento entre dos “ejércitos”…
    
     5.
    Vale la comparación numérica: según la agencia especializada en temas militares, Global Firepower, Israel poseía al momento del ataque a Gaza en 2014, 3.870 tanques, 9436 vehículos artillados, 88 plataformas móviles múltiples de lanzamiento de cohetes, 243 aviones interceptores, 243 aviones de ataque (de ala fija), 98 aviones de transporte logístico, 143 helicópteros y 48 de combate; una fuerza naval de 110 aparatos, con 3 fragatas, 3 destructores, 5 corbetas misileras, 14 submarinos, 66 naves de vigilancia costera[1], aparte de miles de misiles, satélites y, (según denuncias) por lo menos, 400 misiles atómicos de diverso alcance. Por el lado de Palestina: 0 tanques, 0 plataformas misileras, 0 aviones de cualquier tipo, 0 helicópteros, 0 barcos de combate, 0 corbetas, 0 submarinos, 0 satélites y 0 armamento atómico. ¿Se trata, entonces, de ejércitos en conflicto, de una guerra?

 6.
     El rechazo a la política sionista sobre Palestina y medio oriente ha movilizado la solidaridad de los pueblos. Sin riesgo a equivocarme, desde hace décadas, la lucha palestina ha forjado el pensamiento y las acciones de toda la izquierda en el mundo, constituyéndose en un espejo contundente donde mirarse como Humanidad. Refiriéndose a la resistencia en la Franja de Gaza, vale recordar que “allí, en Gaza, sobrevive la nobleza humana casi en estado puro[2]. En otras palabras, el reconocimiento de Palestina es, hoy, una de las pocas delgadas líneas rojas que dividen con absoluta claridad el mundo. Ser de izquierda pasa por ser palestino, sin importar el lugar del mundo que se habite, y sin términos medios que condicionen el pensar o el sentir.

       7.
    Desde hace algunos años, las violaciones sistemáticas del Estado sionista de Israel han provocado reacciones contundentes. Una de ellas es la Campaña BDS: Boicot, Desinversión y Sanciones: consiste en el boicot al consumo de productos y rechazo a las expresiones políticas y culturales israelitas. Así de simple, y de complejo. Sobre todo en Europa, las organizaciones de solidaridad con Palestina llevan adelante el boicot activo al sionismo de exportación de productos e ideas. Algo se ha hecho. En la parte política y cultural, los activistas han logrado impedir la realización de conciertos o discursos y hasta de partidos de fútbol.
Esto que parece una expresión visceral de retaliación guarda en lo profundo una absoluta coherencia política. Israel maneja una política de difusión internacional, apoyada en las grandes corporaciones de comunicaciones, de vender al mundo la imagen de una sociedad que vive en absoluta normalidad, salvo cuando los “de dos patas” intentan aterrorizarla y destruirla. El sionismo político (“sionazismo”, James Petras) es el principal pilar ideológico de la sociedad israelí, al punto de buscar el reconocimiento en pleno siglo XXI de un “Estado Judío”. Basta mirar las exigencias de pureza racial y religiosa judías para reconocer a un Estado racista y teocrático arropado en el disfraz de la “única democracia de medio oriente”. Israel es una economía industrial que en el más de 70% depende de la industria militar, ligada a la gran industria de armas estadounidense. El sionismo racista se adoctrina desde la educación básica[3] y es la matriz ideológica que permitió, en 2008, cuando la masacre en Gaza, a Avigdor Lieberman (Ministro de Relaciones exteriores israelí) pedir: “la solución no es la invasión, la solución es como la que EE.UU adoptó con Japón, sin ensuciarse las manos”, es decir, un ataque atómico. Similar camino propuso el hijo del exPrimer Ministro Ariel Sharon, Gilad, durante el ataque a la Franja en 2012.[4]
    
     8.
   Israel exporta hacia el mundo la imagen de vivir en total “normalidad” y de sensatez –justificada en el holocausto- cuando bombardea población civil, cuando su economía depende de la industria de muerte, cuando ha practicado la limpieza étnica durante décadas… Y, para ello, no solo envía emisarios culturales, empresariales y políticos hacia el mundo que justifiquen sus acciones, sino que, también, lleva a políticos, empresarios y gente ligada a la cultura y comunicación a que “visiten” Israel… Eso sí, solo Israel, nada de acercarse a las fronteras con Gaza y Cisjordania.
Desde hace años, importantes artistas han sido llevados a Israel, lo que le ha traído importantes frutos, sobre todo, en el silencio de todos aquellos. Con el dolor del alma, porque hay dolor y desazón, artistas nuestros de la talla de Mercedes Sosa, León Gieco, Fito Páez y Víctor Heredia han visitado Israel, realizado giras exitosas, y regresado con un descomunal silencio sobre la causa palestina. Ellos visitaron Israel incluso luego del genocidio del 2008-2009 en Gaza, y sin un ápice de solidaridad con los asesinados, jamás se pronunciaron al respecto: Gieco (julio 2009), Víctor (mayo 2010), la Negra Sosa (octubre 2010 y muchos viajes anteriores) y Fito (junio 2011), con su presencia y su escandaloso silencio, allá, avalaron la política de “normalidad” del sionismo, del sionazismo. Inexplicable y doloroso, todos ellos militantes por décadas de la defensa de los pueblos y sus derechos, que padecieron la dictadura y la represión-desaparición de miles de compatriotas, que escribieron temas que forman parte ya de la insumisa tradición de libertad de Latinoamérica, recibieron cartas con miles de adherentes que les pedían, en nombre del pueblo palestino, no ir a Israel, y sumarse y fortalecer la campaña de BDS, como la franca denuncia de las atrocidades del régimen israelí. Sin resultados...
Por otro lado, Eduardo Galeano, Roger Waters, Jean-Luc Godard, Devendra Banhart, José Saramago y muchos otros alrededor del mundo han rechazado frontalmente tal invitación: su presencia y su arte no puede volverse cómplice con el silencio. Entre ellos, rescato la silente pero poderosa presencia del físico Stephen Hawking quien, luego de haber visitado cuatro veces Israel, denunció el genocidio del 2009 y ha rechazado asistir nuevamente a ningún evento apoyado por el gobierno israelí, sumándose al boicot académico.

     9.
    Al representativo grupo que ha recibido cartas para sumarse a la campaña BDS y que las han eludido se añaden, también con desazón y dolor de nuestra parte, Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina. El 21 de junio de 2012, mientras Sabina y Serrat daban su concierto en Tel Aviv, la fuerza aérea israelí asesinaba a 7 palestinos en la franja de Gaza. Con enredados argumentos, ambos artistas justificaron su viaje y evitaron responder –antes y después- preguntas sobre los palestinos. De igual manera, en junio del 2014, Sabina visitó Tel Aviv… ¿Dónde quedó la tradición insumisa y solidaria de aquellos? No lo sé,… solo que, escuchando sus temas estos días, un silencio incómodo les acompaña ya a todos ellos…

     10.
     Mi ausencia al concierto de Sabina y Serrat del viernes 5 de junio de 2015, en Quito, es para evitarme el asco de la inconsecuencia política: en mi cabeza resuenan, simultáneamente, las canciones de Sabina y las palabras de la actual ministra de Justicia de Israel, Ayelet Shakedm, quien abogó al genocidio durante los brutales ataques de julio – agosto de 2014 cuando, refiriéndose a las madres palestinas y sus hijos, exigió: "Deberían desaparecer junto a sus hogares, donde han criado a estas serpientes. De lo contrario, criarán más pequeñas serpientes".
Negamos de manera absoluta la “normalidad” que construye y vende el sionazismo. Con la causa palestina se está decidiendo el futuro de medio oriente y el de la Humanidad entera. Sé que existe un nuevo genocidio por venir; mientras tanto, con las palabras de Ayelet Shakedm en la cabeza, y apoyándome en las mismas canciones de Sabina, rechazo su presencia en Ecuador y llamo al boicot de su concierto.

Marcelo Medrano
05 junio 2015

domingo, 22 de febrero de 2015

DE LA FIDELIDAD

1. Cuando se habla de fidelidad, ¿qué viene a nuestra mente? Lo más común, la relación de pareja… nuestras relaciones. Sin embargo, la fidelidad extiende su juego de luces y sombras hacia otras dimensiones para, acaso, demostrarnos la necesidad de no aceptar sus penumbras.

Eran pocos los días transcurridos desde el infame golpe de Estado de Pinochet sobre el gobierno de Allende. En una de las sesiones de tortura, en el Estadio Chile, a media luz, a Boris Navia le descubrieron un pedazo de papel escondido en uno de sus calcetines. Al leerlo, se multiplicó la furia de los cobardes y lo medio mataron. A pesar de ello, copia tras copia, el poema Estadio de Chile fue propiedad de la memoria de todos los prisioneros, aunque a su autor, Víctor Jara, le asesinaran luego. Desconcertante fidelidad en la defensa de lo humano en medio de tanta carnicería.

2. Y nada más humano que el lenguaje. Cuando leemos la palabra, confiamos en que lo escrito refleje, del autor, pensamientos o sentimientos de la manera más acertada, incluso cuando existe -sobre aquella- un ejercicio de traducción. “Nada mejor que leer una obra de poesía traducida por un poeta”, es un principio que lo extendemos a las obras de filosofía y literatura, por el gusto o la necesidad de mirar cara a cara y estar lo más cercanos a sus autores. Aunque, a ratos, nos encontremos con casos como el de aquella obscena traducción de Whitman que hace Borges…

De pie, junto a los estantes de una biblioteca, no pude ocultar mi emoción cuando, al abrir una revista universitaria, encontré, en medio de ensayos de diverso tipo y dudosa calidad, una traducción del primer capítulo de El Capital, de Marx. ¿Otra más? La revista era de algún año de la década de los setenta y, para la época, había traducciones del libro completo. ¿Capricho?

No eran evidentes las razones de este nuevo esfuerzo salvo, por obvia coherencia, la necesidad de la lucha política. Tras respirar profundamente, fue posible recorrer aquellas páginas; eso sí, con mucha prudencia, pues se trataba de un escalofriante encuentro con la sistematicidad de cirujano de Bolívar Echeverría.

Esta nueva traducción no tenía pretensión alguna de quedarse en el campo de la teoría; muy al contrario, la búsqueda de la fidelidad al texto no era por el placer textual, sino –a contrapelo- por la necesaria exposición del método marxista.

De igual manera, en un bonito ensayo, Agustín Cueva, por aquella misma época, discute -con Ernest Mandel- sobre la traducción conceptual de Marx alrededor del concepto de “alienación”. Brillante ensayo y fiel, por demás, a la exigencia política marxista de la vinculación teoría-praxis.

En ambos casos, la fidelidad de la traducción no nace solo de la búsqueda del pensamiento inicial sino, también, del ejercicio del método materialista histórico, con miras a la práctica política.

3. Un problema de método, obviamente. Muchas veces, la realidad se nos enrostra y nosotros nos negamos a reconocerla. La física de la Europa científica del siglo XIX había construido toda una estructura alrededor de la concepción del éter: extraña sustancia presente en todo el universo que permitiría el transporte de las ondas de luz. Tras los meticulosos experimentos de Michelson y Morley, el éter no aparecía por ningún lado; peor aún, se demostraba que la velocidad de la luz era constante, con lo que se negaba a Newton. Imposible aceptarlo. Salvo por Einstein, quien, fiel al método materialista de la física, aceptó los resultados y asumió el riesgo de pensar desde esa ‘nueva’ realidad. Como fascinante empresa del pensamiento, para 1905, desarrolló la Teoría Restringida de la Relatividad y, para 1915, la Teoría General.

4. ¿Fidelidad a la patria, a la pareja, a un dios, a una creencia, a una vocación, al dinero,…? La fidelidad solo existe porque hay memoria. Sin memoria, sin recuerdos, sin puntos de referencia en el pasado, no hay fidelidad. Más aún, no se trata solamente de una colección de recuerdos, sino de toda una voluntad de memoria, de querer recordar, de tener presente el pasado. Por ello, se impone el deber de ser fiel, como una tarea, y no como una virtud natural. Pero, ello incomoda.

La fidelidad al dinero es la del rey Midas y se exuda en todos los resquicios de la memoria social del capitalismo. La infidelidad al dinero, que es la deslealtad al valor de cambio, abre grietas hacia otras fidelidades, como las del amor y la utopía.

Teseo le fue fiel a Ariadna mientras desenrollaba el cordel, y cuando lo enrollaba. En la mitad, la lucha con un monstruo. Esta lucha, presente en sus mínimos detalles en la memoria de Teseo, no le pertenecía a Ariadna, más que como angustia por su amado entre la entrada y salida del laberinto. La ruptura era inminente…

Una amiga, ya muy treintañera, me muestra su documento de identidad con una desconcertante foto, tomada cuando tenía menos de veinte, totalmente rapada. ¿Por qué la conserva? ¿A qué es, ella, fiel con tanta insistencia? ¿Cuántas cosas nuestras las guardamos como memorias físicas, poseedoras de significado, como hilos de Ariadna para poder retornar de algún laberinto?

El fanático, por cierto, no es más fiel a su palabra que al narcisismo en el cual germina.

Y el recordarte es un camino, nostalgiarte, extrañarte. No seas fiel por ti misma, le dice el enamorado y amante. Tenme en la memoria, en tu memoria: “Ámame, (…) pero no nos olvides”.

5. Hay fidelidades. La prostituta usa su cuerpo pero no vende sus labios: “sin besos”, dice, y hasta amenaza y se violenta si se transgrede esta aparentemente fútil exigencia. Ella es fiel en los labios.

El fantasma, tan preclaro en el psicoanálisis, tan anclado en la memoria de lo inconsciente, lo buscaremos fielmente en nuestras relaciones.

La palabra, tesoro en las relaciones de pareja, despojo en las traiciones.

Pero, llega la muerte. (Muchas veces, el olvido es, más que preámbulo, la muerte misma). Y la rosa se coloca en la lápida cada aniversario. El atuendo y los gestos, serios, acompañan el ritual. El discurso o la liturgia reconstruyen la memoria a imagen y semejanza del dolor, de la ausencia, del duelo. Es una memoria interrumpida, quebrada, como un puente roto que no llega a ningún lado.

En la religión, la memoria se cierra en círculo: con la muerte se llega a los dioses, se es parte de ellos. La fidelidad humana se diviniza. Sin deidades, la muerte nos lanza contra la pared. (¡De tanto estrellarnos, cuánta sangre nuestra pintarrajea las paredes íntimas y cuántos moretones se expanden en la piel!).

Se muere siendo fiel. Werther toma la decisión de suicidarse, medida necesaria para que el autor sobreviva. “¡Viva la República!”, gritan los milicianos al ser fusilados.

Sin embargo, la muerte de la fidelidad es la traición. Y no hay memoria que la justifique, ni flor que la cubra. Se traiciona a la patria, a un texto en su traducción, a otra persona en su confianza, a una idea, a un ideal, a la pareja… Más que a la memoria, se ha traicionado a la voluntad de tenerla. No tiene sentido acusar a alguien de ‘infiel’ si existe desmemoria. Pero, sabemos que ésta –en la política, en el psicoanálisis, en las relaciones de pareja- no debe existir…

6. Finalmente, la rosa. La noche es fría cuando la lectura tropieza con una frase que se convierte en razón de esta escritura. En dos líneas de un ensayo, nuestro Bolívar Echeverría, tan preciso, tan cirujano, tan reflexivo, se quiebra y se entrega caballerosamente a la exuberancia: “La originalidad de ‘Rosa, la roja’ –oradora encendida, polemista implacable, teórica iconoclasta, trabajadora incansable y llena de amor propio-…”, escribe. Sí, más allá de este ensayo sobre Rosa Luxemburgo, hay algo –o mucho- del amor fiel de Bolívar…

Marcelo Medrano Hurtado
(23 – 02 -2015)